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CRÍTICAS

PAISAJES EN LA MEMORIA es una recopilación de cuadros realizados por Manuel Beltrán en los últimos años. Son los rincones de Granada y sus monumentos, con la sierra al fondo, la naturaleza, horizontes, llanuras, arboledas, captados por el pintor desde una reflexión profunda e íntima, ya vivida y aún por vivir. La realidad material es reinterpretada con formas, colores, luz, y quedan signados una mancha estudiada, un vívido sentimiento, una idea meditada en unos lienzos que son retazos de vida paseada, jirones de color, haces de luz, vida honda, fresco arroyo, aire húmedo. 

PAISAJES EN LA MEMORIA es una recopilación de cuadros realizados por Manuel Beltrán en los últimos años. Son los rincones de Granada y sus monumentos, con la sierra al fondo, la naturaleza, horizontes, llanuras, arboledas, captados por el pintor desde una reflexión profunda e íntima, ya vivida y aún por vivir. La realidad material es reinterpretada con formas, colores, luz, y quedan signados una mancha estudiada, un vívido sentimiento, una idea meditada en unos lienzos que son retazos de vida paseada, jirones de color, haces de luz, vida honda,fresco arroyo, aire húmedo. 

PAISAJES EN LA MEMORIA es una recopilacion de estados mentales en una pura interiorización desde la luz, a través de la luz y hacia la luz. Marca ésta un tránsito temporal narrado en el lienzo con garabatos de color que van desde la tierra ocre hasta el cielo alegre, pasando por "enhiestos sustidores de sombra y sueño" que apuntan a lo hondo del alma. El camino, en visiones sucesivas paseadas, invita a la meditación con sus pinturas, sugiere una profunda proyección de lo humano sobre lo inanimado. Es su obra una descripción que trasciende el paisaje y comunica su propio espíritu. Es el color una intuición pictórica que apunta a proseguir el camino más allá desde una belleza que sublima la mancha de color y la hace emoción.

PAISAJES EN LA MEMORIA es una recopilación de innumearables paseos  por una ciudad infinita,donde surge la visión del paisaje del poeta-pintor que a través de la contemplación produce un lento caminar reflexivo y al mismo tiempo una visión cambiante del paisaje, pues es el paseo reiterativo (pasa y vuelve a pasar por los mismo lugares) y se reincorporan las cosas a su vivir. Es el paisaje en la memoria la comunicación íntima del hombre, es la emoción del espacio eterno y mutable, es la mirada del hombre, es el lienzo del pintor que con la llegada del atardecer  "...todo el campo un momento se queda mudo y sombrío, meditando..."

  
     El pincel de Manuel Beltrán confiere al aire, la piedra, el follaje, una vivida luminosidad que penetra en el conocimiento de los objetos para reinterpretar la realidad con una gama de colores audaces, originales, que dan como resultado un lienzo de alta calidad humana, un lienzo impresionista de sello muy personal.






Miguel Ángel Moreno Cazalilla  
Profesor de Lengua y Literatura




          Manuel Beltrán evoluciona, sin prisa pero sin pausa, en el desarrollo de la concepción de su pintura, que no cesa de madurar. La amalgama de pintura-poesía o poesía-pintura trasciende la imagen hasta alcanzar la metáfora, a través de una creciente suavización de contrastes en la que los colores se funden en misteriosa y fructuante matización. Y nunca cae en la monotonía, pues, aún su reincidencia en la temática, se salva de ella, consiguiendo que cada cuadro sea distinto, individual y único, por la pincelada certera plena de inspiración que, pasando a veces por un impresionismo personalísimo, desemboca siempre en una fluidez de luz que nos eleva hasta el ensueño, aproximándose a la mancha cósmica donde se revelan todas las sugerencias creacionales. 

          Manuel Beltrán nos está llevando progresivamente a muy elevadas cimas del arte pictórico, donde la creación se hace sustancia humana y el paisaje palpita en su humanismo. 


 Miguel Fortes



                                                                                
          Esparce "manchas" para dar forma a la realidad circundante, atravesando las vibraciones de la furiosa luz del sur hasta alcanzar la médula cromática del paisaje. Demuestra que tras la primera e intensa ola luminosa subyace el color que define la materia, que la dota de propiedades, caracteriza y da alma. En ella deposita sus sentimientos sirviendo de intermediaria para comunicarse con el espectador.

          Su trabajo es largo en el tiempo y de conclusión feliz. Atisba en el entorno, tamizando los destellos que distraerían la mirada, enfocándolo hacia la gravedad de las cosas, casas y paisajes. 

          La pintura de Manuel Beltrán es exuberante, densa y de acabado maestro. Explica un mundo misterioso, poético y romántico, escondido en la realidad cotidiana, donde la perfección del dibujo se combina con una armoniosa gama de tonos y colores, para expresar la idea romántica del pintor. 


Francisco Baustista Toledo ( REGRESO A TIERRA BALDÍA) 
Crítico de arte

                                    
 
          La obra manifista un gran sentido de liberación y esta liberación solo es posible en la pintura por las búsquedas precedentes y la técnica adquirida.

          Capta sorprendentemente la emoción de fugacidad de las cosas y objetos en el paisaje y conserva el respeto por el equilibrio conjuntado de disciplina plástica. 

          Su pausada observación descubre al autor como relevante investigador de rincones ocultos o recónditos lugares en los paseos que con frecuencia realiza para descubrir imágenes naturales. Sus imágenes-cuadros están marcadas por un sorprendente y claro lirismo. Nos muestran un artista intimista ligado a la sencillez natural del paisaje que ama y admira. Granada, una vez más, mantiene una relación directa con la inspiración de Manolo Beltrán que nos sorprende en la manera impresionista para poder apreciar la madurez pictórica y donde muestra el talento creativo de quien basa su trabajo en el recreo de la realidad plástica, a través de una retina influenciada por la luminosidad de la tierra.

          Nos hallamos ante una pintura testimonial por la naturaleza de sus paisajes, la exploración de los espacios, la fuerza y nitidez en constatar inexorablemente lo que capta el sentido común y salvaguarda todo lo que nos rodea, aunque sea cubriendo sobre la superficie del paisaje los jirones naturales que sufre este vertiginoso mundo y al que, con todo y contra todo, Manolo Beltrán lo transforma con ingenio en nuevos brotes de vida en la representación artística de un todo bien organizado.


Manuel Ruiz Ruiz 

Asociación Española de Críticos de Arte

Coordinador Gabinete pedagógico de Bellas Artes de Granada

     







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